La Reformita 2

(Mijos no lloren, miren que la gente los va ver)


Octubre o noviembre de 1999. No sé a cuenta de qué llegaron a mi bolsa Q50. Dadas mis circunstancias eso era una fortuna. Total que tomo el teléfono y hago la cita. “Sábado a la una de la tarde nos juntamos frente al putero El Escorpión” Pinky, Balta y yo.

“¿Y a donde vamos pues?“ -Pregunté-

“Mmmm, no sé. Acá en la 13 calle hay una tiendita pura mierda donde siempre me venden cerveza, vamos“ –Dijo Pinky-

“A la gran puta mucha, vamos a donde sea yo lo que quiero es ponerme a verga rápido. Mi papá quiere que vaya al depósito de la zona 12 mañana porque él tiene que hacer unas mierdas y tengo que levantarme a las cuatro para estar ahí“. –Profirió Balta-.

acá la casaca...



Agarramos camino en un día nubladísimo. Entre la calzada y la tienda no hablamos mucho. Somos amigos porque estudiamos juntos en el Instituto, pero tras salir en el 98 cada vez teníamos menos cosas en común. Salvo hablar de glorias pasadas no teníamos un tema afín solo la música. De hecho la manera de vestir, hablar o lugares a frecuentar con los correspondientes amigos de colonia, era lugares muy distintos.

“¡Buenas tardes doña Chayito*!“

“¡Buenas tardes Alberto! ¿Qué se le ofrece?“

“¡Me regala tres promociones de Gallos por favor! ¿Y ustedes que van a querer muchá?“

La explosión de risas vaticinaba una buen jornada tras la presentación de Pinky. La promoción era algo así como dos cervezas por el precio de una y media. Recibimos las bebidas y nos sentamos. El olor a tierra húmeda de esos días lluviosos se empezaba a impregnar en los patalones de lona. Y es que no había donde sentarse.
Una reja separaba la tienda de doña Chayito del mundo exterior y nosotros nos sentamos a un lado, en la banqueta, entre un arbolito y un furgón sin cabezal.

“Bueno vos cerote, no que te llamás Leonel pues“ Comentó Balta.

“Así me dice la doña, ustedes háganle huevos“ respondió Pinky.

“Puta mucha. Ya ensucié el pantalón de grasa me van a putear“ Dije.

“Ala gran puta Arana, ni media cerveza y ya estas alegando mierdas vaa. Puta princesa, Se acaba de morir y reencarnó en este cerote“** dijo Pinky.

Las risa volvieron a explotar y poco a poco se fueron agotando las bromas clásicas, la peladera a los retardados del aula, los maestros mierdas etc. Las ofertas fueron pasando y a medida que la tarde avanzaba, empezamos a hablar de temas cada vez más turbios. A la distancia creo que eran mecanismos de catarsis, donde el canal para lograrlo era estar bolos y aprovechar eso para decirnos las cosas. Aún ahora que nos juntamos anualmente para acampara y repetir la mecánica, las cosas son similares, sin embargo han adquirido cierta complejidad.

Unas cervezas después Pinky y yo estábamos llorando. A mi se me ocurrió hablar de dos muertes cercanas y Pinky continuó con una, al punto que por más que nos esforzáramos las lágrimas rozaban por la mejillas y Balta, que siempre ha sido el más machito en esos enceres solo se reía de nosotros pero los ojos vidriosos.
De repente como que recordé donde estábamos. Vi a mi alrededor, y la gente que se acercaba a la tienda se nos quedaba viendo raro, con los ojos muy abiertos. Era de esos momentos donde de repente se detienen, caminan lento, analizan la situación y se cuestionan todo. Y como no, nadie espera llegar a una tienda y encontrarse dos adolescentes llorando y otro riendo, yo haría lo mismo.

Me visualizo caminando despacio, trataría de escuchar la conversación que sería lago así como “Si vos, es que se murió mano. Porqué, puta si era tan buena y joven vos. Qué putas le pasa a la vida mano, no se metía con nadie, era bien deahuevo y la forma tan cerota que murió”.
Yo al escuchar eso pensaría pobres cerotes, se están ahogando en mierda. Llegaría a la tienda compraría mis cosas, haría lo posible para seguir escuchando la conversación que sería algo así como “Sabés que es lo que pasa mano que toda esta mierda es un sueño. Esto que vemos no existe. Somos parte de algo más, de una onda cósmica que no entendemos, como el sueño de algún cerote, o una mierda así. Esa mierda la leí en un libro de mi abuelo. Él era rosacruz”.
Mientras que otro respondería “Ala verga esa mara es bien trabada mano”, al momento que el tercero, el que no estaba llorando terminaría diciendo “Yo no creo en ninguna de esas mierdas la verdad, me enojo pensar que esta mierda la decide algún mierda, mientras tanto debo trabajar hasta el resto de mis días. Yo solo se que hay que trabajar parece que es lo único real. Mientras tanto la vida sigue y por más que evito estas mierdas las pensás”.
Entonces tras escuchar a tres adolescente hablar de esta manera, cruzaría en la esquina, y muchas preguntas seguramente llegarían a mi mente. Esto tras ver como tres ishtos hablan sobre abstracciones, sobre cosas que seguramente ni grandes lograrán entender.

Pero claro eso sucedería en mi caso de haber estado con 26 años ahí y como espectador. Sin embargo no sé de las demás personas que nos miraban con los ojos abiertos… abiertos. Recuerdo que hubo quienes se bajaban de la banqueta.

“Vos Arana te toca, ya no hay cerveza, comprame una cajetilla de rojos” dijo Pinky mientras Balta continuó la frase “a mi también“. Como pude me incorporé, llegué a la reja, puse las botellas vacías en el mostrador y le digo a la señora en un español muy mal pronunciado.

“Me da otra tres oferta señora por favor y tres cajetillas Marlboro diez. Dos rojas y una de mentolados por favor Chayito”.

“Hay mijos no, ya no lloren, miren que la gente los va ver. Ya tomaron mucho” Dijo doña Chayito mientras empezaba a destapar las cervezas.

“No se preocupe ya se va acabar. Hay va ver que el gordo ese (Balta) se va a poner a alegar y vamos a cambiar de tema, ¿Cuánto le debo?”

“Bueno mijo pero se me tranquilizan, de los cigarros son Q15 y de las cervezas tanto”

Le pagué a la vieja y con los ojos pupos, regresé a la banqueta. “Mucha dice la doña que dejemos de chingar”.

“A mi esa vieja cerota mejor que me pele la verga” dijo Balta mientas que Pinky lo callaba con otra broma.

De adolescente tenía una forma de distinguir la hora de partida. Cuando los focos de los postes se encendían era el momento de partir. No era por la hora era por la oscuridad. Y oscuridad en este tercer mundo significan ladrones y problemas.

Agotamos los temas, el dinero de los tres y Doña Chayito ya estaba incómoda. Nos desahogamos, terminó la jornada. Regresamos a la Aguilar Batres, en esos años Pinky vivía en la cuadra trasera del Escorpión por lo que se quedó ahí. Balta y yo nos subimos en la 45. Tiempo después me bajé en la 18 calle de la zona 1, para tomar la 3 que me llevaba a la zona 5. Esa vez no había problema, había dicho a donde iba entonces todo estaba bien. He de reconocer que nunca tuve problemas con mis salidas, en casa solo se me exigía decir a donde iba, técnicamente no pedía permiso, es lo único que les agradezco. Y bueno llegar bolo ese era otro problema, como lo hacía poco todo esta bien, no como mi hermano mayor que no se le quita lo chara.

En el camino de regreso Balta y Yo no hablamos mucho. Recuerdo que nos pusimos ha hablar sobre las nuevas monedas de Q1 y que nos parecía un estupidez porque son más fáciles de gastar. Aquél siguió en la camioneta, para esa fecha vivía en la segunda avenida y décima calle de la zona 1. Me despedí y me bajé del bus.

No los volví ha ver hasta 7 años después. Hicimos una excursión para celebrar esos tiempos. Pero esa vez se unió La China, que aun no sé porque le decimos así al Quiñónez. También De León y Leche, qué así es su apellido no es broma. En ese viaje nos dimos cuenta que el tiempo no había pasado en vano, China y nosotros tres teníamos más vicios en común de lo que pensábamos, por el contraro De León y Leche no pensaban igual. Seguiría pero supongo que ya da hueva.

Última entrega de la serie ”muladas fuera del Instituto” -Muchá y ¿dónde es que estamos pues?”… protagonistas China, Peitzner y Yo

*Nombre ficticio otorgado a la dueña de la tienda. La anciana que seguramente está muerta nadie recuerda su nombre.

**Refiriéndose a la Princesa Diana.


Comentarios

Lester Oliveros dijo…
Me gusto la nota brother, yo también viví y me crie en la zona cinco, en esas colonias de el Eden, la Chacara, Santa Ana, la Colonia Abril y Jardines, un gran royo... que interesante crónica, yo vivia en la 35 av. 15-25 zona 5, la casa de la Abuela materna, algo lindo de recordar, como dicen los argentinos...jajaja. y Salute!
Prado dijo…
Perdonen que me meta, pero estimado Lester, nunca dés tu dirección por estos medios. Eso te lo enseña la zona cinco. Has de ser bien grueso pa que te pele, es decir, has de estar escribiendo desde el boquerón o el infiernito.

A la gente ahora le pela si te ponés a chillar en la banqueta. Mejor se van corriendo en vez de pensar en esas vainas. O tal vez sea que yo piense que la gente es una lata y no lo sea. Damit.
Lester Oliveros dijo…
Gracias por el consejo, pero ahora ahi es una casa abandonada. Buen Proyecto esto de ecribir sobre la zona cinco, a mi me gustaba jugar en ese campo de la chacara, y mi abuela paterna vive en jardines, y tambien ibamos con los cuates a chingar al cementerio los Cipreces. Hubo una epoca en la que ibamos a un grupo Scout y conocimos los barrancos de la zona cinco, y muchos hasta pescaron en un hilo de agua que se llamaba rio de la Campana, y luego la mota en el jardin de la iglesia del Padre Jose Maria Ruiz furlan, y los patines de 04 ruedas, las bicicletas, las generaciones que vieron el asfalto y nosotros con nostalgias por los barcos de papel... en fin.
David Lepe dijo…
Te abundó la plata amigo. Esas chupaderas de banqueta siempre fueron buenas.
Allan Martínez dijo…
Buena historia. Grandes chupaderas en las tiendas. Vivencia necesaria esa.

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