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Digamos que las depresiones son un estilo de vida. No cualquiera puede ingresar a este team. Pero no hay que confundir el término, aunque la real academia diga que es un “síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos”.
Sin embargo, es una explicación un poco ambigua o profana mas bien, de este estilo, de este modus vivendi. Creo que la depresión tiene dos puntos muy importantes a) la melancolía, b) el eterno sentimiento de insatisfacción, c) la ausencia de “metas populistas” (nacen, crecen, se reproducen y mueren) d) Ensimismamiento mental en percepciones abstractas y e) Necesidad obsesiva por el silencio – salvo la música- . Al parecer son más de dos factores.

Hace unos años acepté que desde niño me había rendido. Jugaba a pretender alcanzar, o ser una persona o tener un estilo de vida aceptable en todas las capas sociales. Es decir, querrás o no pertenecés a una tribu social; te guste o no. Pero no es difícil encontrarse –bueno, eso dicen- si no sos superficial, sos de los profundos o por le contrario, de la gente sin nada en la cabeza- (porque los superficiales si algo tienen seguro es de lo que quieren ser, tener o querer y sí, las tribus abundan) y los profundos son, a mi percepción, los peores.

Resulta que si no estas con ellos estas en contra. Punto y final. Si leés tenés que leer todo, si ves cine, solo te puede gustar cierto tipo de cine. Vestirte de cierta manera, consumir cierto tipo de vicios y si no lo hacés estás out. Así de simple. Al menos para mi es un círculo muy cerrado y cortante para lo que no es como ellos. Y eso esta bien. Cada grupo social tiene sus normas de convivencia, pero creo que este sector es el que más denigra, pues como son “inteligentes” se burlan de quien no tiene cultura de cualquier tipo, pues ellos son los dueños de la verdad absoluta y claro, hablan inglés.

Sólo ellos tienen derecho a decir que tienen problemas y entre más tengás más sofisticado podés ser. Este sector, al que fui una vez parte – o lo soy- no te permite salirte de esos parámetros que se imponen, tipo de ropa, música, forma de transportarse etc. Sin embargo no podés ir contra ellos. Estás loco si lo haces.

Es como dicen. No podés estar a medias. Es un círculo de personas maduras. Un círculo que si tiene derecho a preocuparse, y que puede resolverte tus problemas, cualesquiera que sean pues saben como salir de todo. Es gente que merece ser escuchada mas no puede o no tienen desarrollada esa facultad humana que se llama ESCUCHAR. Simplemente no se lo permiten, pensar en si mismos los ahoga, los anega hasta las sienes. Y su peor error es creer que conocen a la agente, a sus amigos, la situación, el mundo o lo que sea, cuando en realidad no se conocen ni a ellos mismos y no lo saben. Y otra cosa, han tenido acceso a un mínimo de educación, pues para preguntarse todo esto no es tan fácil. Mínimo una adolescencia en un colegio, instituto o reclusorio para varones –como en mi caso-. Máximo una clase social media –o clase pobre alta como en mi caso-.

Claro, debo hacer una aclaración de lo que siempre he estado en contra, de que la clase social influye en la depresión y eso señores, es falso. No es así. Quien se deprime lo ha hecho siempre, desde el útero incluso (y la premisa de la clase social lo reafirma pero es mínimamente circunstancial)... -Si fuera dios lo garantizaría -y si de verdad lo fuera también me estaría riendo-. Pero en lo que si creo, como profetizó Einstein, todo es relativo y eso no excluye a las depresiones. En cualquier clase social te podés deprimir. Claro hay gente que no sabe que está deprimida, simplemente no puede estar sola. Hay gente que no se conoce, simplemente no puede estar sola. Eso es un claro efecto de depresión inversa o depresión por omisión.

A mi me gusta vivir así, es talvez que ya me acostumbre, pero como sea, te aceptás y lo mejor es que ya pasaste la barrera del “¡¿Qué he hecho yo para merecer esto?!” al hecho de bostezar y decir “mmm”. Creo que dentro de todos los grupos sociales se debe excluir a los impostores. Hace tiempo me dijeron que en alguna etapa de mi vida fui un “Poser” sin embargo ahora también soy un “Scollar” mas no un “Geek”. Pero ahora según los parámetros sociales del último censo soy miembro activo de un término (en inglés, siempre en inglés) que no recuerdo.

Pero creo que podemos, como humanos, romper el cordón umbilical mental entre la sociedad y el yo. Es decir, podemos sobrevivir a conocer la noticia que no pertenecemos a ningún círculo social por conocimiento de causa. Podemos sobrevivir al hecho de no sentirte parte “de”. Haber, no hay que irse contra la razón, siempre se pertenecerá a un lugar, país, familia, profesión etc. pero no así sentirse parte o miembro “de”. Y se puede sobrevivir, es seguro. Alguien ha de poder, hay gente pa too.

Hablar de estas cosas también pude ser molesto para las urbes, sobre todo las académicas como lo he comentado. Podés ser diferente pero no tanto. Lo que sucede con las urbes mentales es que su acceso al conocimiento los extravió del camino y ahora se limitan a señalar y acusar, sin verse al espejo y preguntarse “¿y vos que putas?“.

Regresemos a la cuestión de la relatividad. El hombre A es la persona más tolerante, respeta todas las formas de pensar, de actuar. Se lleva bien con todos, tiene amigos por todos lados, es sanamente políticamente incorrecto, es decir, piensa de una manera pero a la hora de los vergazos dimite y se esconde, pone las manos en su espalda y dice yo no fui. Sin embargo seguirá siendo apreciado por todos. Nadie se dará cuenta que él solo habla del diente al labio.
El tipo B, es tan honesto como se lo permite, políticamente incorrecto, se esmera por callar, tolerar y aceptar cualquier comentario –aunque no lo comparta-, esta confundido, mas a veces sabe lo que quiere, aunque dude, sabe que al fina se decidirá por lo que siempre ha querido, no es popular ni agraciado, pero sabe escuchar.

El hombre A y el tipo B se topan en sus vidas. Se aceptan y se hacen amigos. Como una buena amistada se atacan constante mente y se aceptan. Ambos son tolerantes. Ahora bien, A le pide a B su opinión referente a su trabajo. B se la da, como siempre lo ha hecho, lo hace de la manera más sincera. A, que se ha escudado dentro de la tolerancia toda su vida no lo soporta. Le han abofeteado el orgullo, le mordieron el talón de Aquiles. No lo soporta. Así, A no le queda más que ofender a B. Lo insulta, lo humilla, pues B siempre le fue honesto. B se dedica a callar. Escucha todos los improperios. B recibe palabra tras palabra ideas que A siempre sintió y nunca dijo, cosas a las que A no podrá responder en el futuro pues le echará la culpa al enojo, la luna, el mal almuerzo que comió. Por su lado B llega a la conclusión que A siempre ha sido un hipócrita, A lo único que necesita es atención y nada más. A necesita ser reconocido por los de su grupo. ¿Esta afirmación es cierta? Si o No.


Entonces B se da cuenta que A tiene un percepción talmente distinta a la que le hicieron cree. A piensa “B, metete con todo menos con mi madre” y por el contrario B piensa “Alfabetos del mundo métanse conmigo y verán algo que nunca entenderán. Se podrán a prueba así mismos y pocos pasarán la prueba”.







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