Alegría versus conocimiento

Miro hacia atrás y recuerdo las palabras de un cuate. “Tengamos lo que tengamos, así cumplamos nuestros sueños no seremos felices. Porque creemos que no nos merecemos ser felices. No lo digo yo, lo dicen nuestras acciones”, y también lo creo. Continuamente boicotemamos nuestra felicidad. Es fácil ser feliz. Pero siempre hay algo que nos recuerda que no lo merecemos. No sé que sea, ahora no se si es como pensaba, que esa era nuestra naturaleza. El no poder estar conforme.

Lo dice la literatura, lo dice el cine, y así fractalmente, el hombre tiene un vacío que no se llena con nada. La felicidad es tan simple que molesta. Si no tenemos trabajo que porqué no tenemos, si lo tenemos que mal, que mucho trabajo. No estamos conformes, nuestra naturaleza es la inconformidad. No es un sentimiento generalizado, pero sucede (El clima es otra de las ridiculeces guatemaltecas si llueve que mal, si hay sol que peor).


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Pero en el caso de los inconformes con todo, he llegado a creer que es el conocimiento el culpable. Entre más conocimiento, más infelices. Creo que es la única constancia que nos acompaña como guatemaltecos. En esta, la ciudad de los proyectos, donde pocos son constantes en ellos. Creo que el resto de autoboicoteados, la única constancia que tenemos es esa. El no hacer nada. Es tan fácil hablar y tan complicado actuar.

¿Será parte de nuestra cultura? ¿Será un mal solo guatemalteco? No lo sé, pero creo que es más común acá. Tendré mis detractores lo sé, pero así es. Todos hablamos y pocos actúan. Creo que por eso he empezado ha gastar dinero en la lotería, las probabilidades son de 1 a 941,480,149,401 (que en letras sería algo así como: Novecientos cuarenta y un mil, cuatrocientos ochenta millones, ciento cuarenta y nueve mil cuatrocientos uno) por 20 probabilidades de letra, es decir 2.99380391312332 e+239 (si no es que hice mal la operación).

Esto porque pensamos que es más fácil que el cuerno de la abundancia se voltee y que el azar nos haga millonario y así realizar nuestros proyectos y no nosotros luchar por ellos. Así de simples somos.