¡Sí mamà, sì!



“Aunque la evidencia desapareció misteriosamente, estoy seguro que de joven mi mamà fue hippie, ella lo niega pero yo vi una foto de margaritas y pantalones acampanados, total fue fan de los Beatles”.



Siempre me he reconocido como un mal hijo, un muy mal hermano y mal amigo pero a veces eso cambia. Hace poco me enteré que mi mamá lee mi blog cosa que me sorprendió y que me hace repensar en las cosas que escribo. No porque tenga vergüenza, sino porque no quiero que le de el zipitillo a la señora o cosa similar.
Así que sabiendo que mañana es el día de su cumpleaños he decidido escribir tres eventos que vivimos juntos, que marcaran nuestra relación madre-hijo, carcelera-preso, verdugo-condenado. Sin embargo algunos eventos no los recuerdo al 100% por eso no los comento, como ese complejo mecanismo para saber si mentíamos. De niños nos miraba la frente y nos preguntaba si estábamos diciendo la verdad sobre cualquier cosa “por que las mentiras pueden ser leídas en la frente” siempre caíamos en sus engaños jajajaja:


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“Vení para acá patojito cerote” (1992): Estaba viviendo uno de esos días. Qué digo, estaba viviendo uno de esos años en donde todo me salió mal. En el colegio me iba bien por temor a mis padres, no porque me gustará estudiar y bueno, la amenaza de convertirme en jojdojero (persona que cocina shucos o hot dogs en la calle) o de volverme lustrador de zapatos, siempre fue una amenaza convincente en mi primaria. Sin embargo pasó que en ese años mi maestra, la señorita Paquita, era un real dolor de huevos. Un día estaba entrando tranquilamente a mi casa a mi regreso de la escuela:

“Vení para acá patojito cerote”
-¿Ah?, ¿Qué pasó? (asustado tratando de recordar cual era el problema)-
“(a gritos) Me acaban de llamar de la escuela. Dicen que vos te estas portando mal. Que no hacés caso, que solo caras sos.
-¡nitchaaa!(sonido gutural) ¡Esa fue la señorita Paquita vaa!. Lo que pasa es que esa señora no me quiere. Siempre me trata mal.
“Pero si no te tiene que querer, ella te da clases, dice que no ponés atención y que cada vez que podés la mirás mal, eso no se hace muchachito drogaaaaaaaaa!(seguido de un jalón de pelo en las patillas)”
-(casi llorando) Pero siempre me trata mal, me pone malas calificaciones. Fijate que con la maqueta del aparato digestivo a mi me puso seis y yo solo hice esa cosa. En cambio al Consuegra y la mula del Molina les puso diez y se notaba que se los habían hecho sus mamás. Igual fue con el trabajo de los viajes de Colon, esos que me hiciste repetir!!!!!
“¡¿Y a vos que repizados te importa que saquen mejor nota si los inútiles son ellos?!”
-(a gritos) ¡Porque entonces la vieja esa dice que yo trabajo mal, siempre me pone de ejemplo!!!. Ya estoy arto de sus muladas. Todo es ‘Arana no me mire así’, ‘Arana limpie la clases’, ‘Arana, Arana’ ¡ya estoy artoooooooo! ¡Por eso le dije que yo no era su esclavo y eso fue lo que le molestó!.
“(casi sin abrir la boca, casi hablando con los dientes) Verdad que sabés lo que hiciste ¡drogaaaaaaaa!. Ahora mañana le pedís disculpas a la señorita. Y mañana va ir su papá ha hablar con ella te guste o no”.
“(agritos y llorando) ¡Nooooooooooooooo noooooooooooooooo nooooooooooooo! ¡¿Porque mi papáaaaaaaaaaaaaaaa!?, no no no no”.

Lección: Si vas hacer una cabrona o una mala mirada, hacela con ganas y odio. Si le vas a responder a alguien que sea algo que le duela en lo más hondo, total te van a pisar. Mis miradas y mis respuestas con la señorita Paquita siempre fueron de peor a pésimo.

“¡Hay mijo dígame la verdad! (1997)”: De mis dos padres heredé esa mala costumbre de no decir mentiras o al menos, no mentir con cosas importantes. Recuerdo una vez que por azares del destino terminé como enemigo declarado de la maestra de inglés en mis básicos. La muy maldita se quejaba de mí, decía que era mal alumno etc. Esto, solo porque una vez dije que su clase no me gustaba; otra vez que dije que no era buena maestra porque no aprendíamos (éramos varios los pendejos en inglés); otra vez que el inglés no me serviría de nada si al final yo sería músico pues era el vocalista de Exodecadencia, mi banda (esa es otra historia) y por ello el inglés no me serviría si total, Metallica era su música lo que importaba no su letra. Por esas cositas la doña decidió mandar llamar a mi mamá después de los exámenes de unidad.

“Mama tengo que decirte algo que no te va gustar así que mejor sentate”
-¿Qué?, ¿qué es?, ¿qué pasó?, ¿qué hiciste?, ¿qué hizo tu hermano Alejandro?-
“Va pero tranquilizate no te pongás así, es sobre el instituto”
-Hay mijo pero dígame la verdad. ¿Qué hizo?-
“Nada hombre nada malo, lo que pasa es que”
-(a gritos)¿¡Qué me diga que putas hizo!?-
“(a gritos) ¡Pero porque me gritas si odio que me griten!”
-(en gritos nadie le gana a la doña)¡Entonces digame que putas hizo!-
“Nada hombre que la vieja puta de inglés quiere hablar con vos”
-¡¿Cómo que vieja puta?!, ¿¡No tenés porque ser mal hablado como que si acá fueramos mal hablados! ¡Esperate que venga tu papá muchachito droga!-
“(en esa época aún les tenía miedo) Nombre porque le vas a decir. Va ir ha hacer un gran escándolo al instituto ya sabés como es él. No le digás hombre andá vos, ya sabés que si va, va ir a humillarme con esa maldita”.
-¡Que ya le dije que no sea mal hablado cerote!

Al final todo terminó con que la de maestra puta le pedía a mi madre que por favor me controlara porque le faltaba mucho el respeto y que si mis miradas fueran puñales ella estaría muerta. Un par de golpes, una puteada y todo terminó. Ha sí, pero eso no se quedaría ahí, de castigo escribir mil veces, “Sorry miss Allison, I never will be a irreverent student” o algo asi. Y la lección fue, no ver mal a mis Allison por lo que cada vez que me hablaba miraba a la ventana. Sin embargo ella pensó que lo hacía por fregarla por lo que volvió a llamar a mis padres, esta vez a mi papá.


“¡Buenos días será! ¡¿Quien le manda hacerse esas mierdas?! (1999)”: Había pasado unos meses desde que me había hecho mi primer tatuaje en el brazo, y unos cuantos meses desde que Ursula, una de las amigas de mi hermano mayor, y mi mejor amiga de esa época, como regalo de cumpleaños me llevó a Masdeu y me regalo la instalación de un arete en la lengua. Por el lugar donde era no había problema, sin embargo un día bostezando mi mamá se dio cuenta del arete y el problema aquí y allá lo de siempre. Pero desde ese día la veía sospechosa.
Un día estaba en ese momento en el que estas despertando pero querés seguir durmiendo. Como no despertaba mi madre, en su afán de que llegase al colegio entro al cuarto a despertarme. El problema fue que la manga de la playera estaba arremangada por lo que parte del tatuaje podía verse. En eso escuché que estaba murmurando algo.

“!¿Hay cerote que tenés ahí?!”

Solo tocaba hacerse el dormido. Y aguantar la risa. Me quitó las sabanas me subió la camisa hasta la nuca, me daba vueltas, supongo que buscando más tatuajes, yo no aguantaba la risa pero seguía yacente. Escucha su respiración, parecían bufidos de toro en corrida, hasta que se convenció que era el único tatuaje y salió del cuarto. En realidad no sabía que hacer, total que vengo me meto a bañar etc etc. Me cambio me pongo el uniforme del colegio y voy a la cocina a despedirme tratando de no reír.

-Nos vemos ya me voy-
“¿Y qué? ¿No pensás desayunar?”
-(Primer error) A si va. ¿Qué hiciste?-
“(con una voz increcendo)¿Qué hiciste?, ¿Vos que hiciste pedazo de mierda?, ¿Hace cuanto te hiciste esa mierda que tenés en el brazo?, ¿Mirá que si tu papá se entera es capaz que te hecharte de la casa?”
-¿Pero de qué estás hablando? (casi riendo)
“¿Cómo que de qué? Desa mierda que tenés el brazo, el tatuaje mierda ese que tenés ahi”
-Aaahg, pero es chiquito. No va pasar nada hombre-
“¡No va pasar será!. ¡A tu papá le voy a decir!”.
-(machito)Pues allá vos, decíle si querés, vos sabés como se pone con esas mierdas (ya no se me llamaba la atención por ser un patán), total el que se enferma es él, no yo, él es el viejo.

Lección: Hagás lo que hagás siempre tendrá repercusión solo se trata de afrontarlas y defenderlas estoicamente. Y partir de ese día ya no se metió conmigo. Como que desde entonces respetó mi espacio sin embargo sigue siendo escandalosa con los gritos, mal comentario, imprudente, mala guasa y todas esas cosa que siempre le digo. Y aunque se que estas palabras me van ocasionar problemas, también sé que eventualmente se reirá con estas cosas pues al final, son experiencias que ya no tiene importancia en superficie, pero en el fondo me enseñaron mucho.


Comentarios

Eddy dijo…
Como siempre, te mandás con tus historias. Me doy cuenta cómo en años recientes la palabra del maestro era la ley: de nada servían los testimonios que probaran lo contrario. Me pone en qué pensar ahora que la educación, como todo en este mundo, se volvió un negocio que ofrece productos de pésima calidad.
Issa dijo…
wajajaj que risa!!! sos un malcriado eso es lo que sos!!! patojito droga :) que buen post! me rei mucho
Maria Andree dijo…
Genial la entrada. Cómica. Me sucedió lo mismo con el blog y como tu o como muchos pasé la primaria y me atrevería a decir secundaria con el temor aquel que citas. Luego la u, y en éste momento me encuentro con la fatalidad de confesar algo grande, bien sabrás que es imposible mentirle a las madres en asuntos grandes o importantes. Saludos. n_n
mOrena dijo…
jajaj ! que buensìsimo, puedo imaginar esa escena! ...
uyy no los patojos de ahora!..
CESAR ESTRADA dijo…
Pues a mí me leía las manos, es más solo en la forma en que entraba caminando a la casa me delataba y eso que no siempre me vió hebreo. Zalemas

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