Esta tribu cuaternaria llamada Guatemala


La noche del miércoles, viví uno de esos momentos que parece que solo pasan en este país. Resulta que esta misión abstracta y bizarra llamada “ser guatemalteco” me ha generado un sin fin de dudas sobre el ser humano y lo que le rodea, llevándome a creer que este país no es más que una tribu gigante que en lugar de vivir en cuevas, vive en casas.

Ayer, me encontraba a las seis con treinta minutos a bordo de la camioneta ruta 3, la que me ha llevado a mi colonia desde hace más de dos décadas, la que desde hace tanto tiempo he tenido que soportar, malos tratos, asaltos, humillaciones, accidentes y he sido testigo de cosas que simplemente no quiero recordar. Total que anoche, estaban tres patrullas de Emetra, deteniendo a cada camioneta, pidiendo papeles y provocando un caos.

¿Yentonces què putas?...


El problema no es el caos, el problema no es que Emetra retuviera a todos los buses de la ruta, tampoco lo es el hecho que al hacerlo, todos deberíamos de bajar del bus, y así quedarnos en la 12 avenida de la zona 5. No es problema que el chofer de la camioneta nos amenazara diciendo que si decíamos que habíamos pagado Q2 en lugar de Q1, precio real del transporte público antes de las siete de la noche, nos quedábamos. Tampoco es problema el hecho de tener que caminar a esa hora por ahí; tampoco es problema el cepo en las camionetas, el que casi no nos devuelven los Q2 que habíamos pagado y el tráfico. En realidad esos no son los problemas. Creo que todas esas características simplemente pasan en esta licuadora de castas sociales llamada chapinlandia (no tienen una puta idea de como odio esa palabra, Chapin, chapines, chapinlandia, ojalá se esté revocando en el infierno el inventor).

Desde hace un año toda la gente se queja de que cobren de más en el bus antes de las siete de la noche, todos. Sin excepción, todos se quejan. Sin embargo, anoche ocurre este fenómeno que me hace desear un terremoto que de una, diezme a la población. Ayer por la noche, todos en la calle, con pasaje en mano, el oficial de Emetra haciendo su trabajo y empezaron los comentarios:

“Oficial, porque lo para, dejenos ir”
“Oficial el piloto es gente honrada, él solo está haciendo su trabajo”
“No oficial, es mentira no nos estaba cobrando de más”

Decía esa misma gente que se queja, pelea e insulta porque les cobren de más. Creo que el problema no es que pasé, sin embargo me gustaría saber si todas las sociedades del mundo son iguales, si en verdad la contradicción en tan grande e inmediata en todas partes del mundo.
Seamos honestos, a nadie le importa que maten choferes. Son lo peor en la escala labora, irrespetuosos, molestos, irresponsables y mil etc. Más. A la única gente que le importa si matan a un chofer es a su familiar y al todo aquel que no tenga que vérselas con uno de forma directa (entiéndase tsunami blanco).

El punto es que a la hora de los vergazos la gente predica y no se convierte. Cuando la gente empezó a vociferar sus clamores de justicia, exigiendo la devolución de la licencia de los choferes y el retiro de los cepos, tomé mis Q2 y caminé hasta el pollo campero de La Palmita, acá en la zona 5, total, tenía que abordar otra camioneta para llegar a mi casa.

Comentarios

Issa dijo…
Triste nuestro caso lastimosamente asi son nuestras culturas tercermundistas, nos quejamos, pero nunca actuamos y que decir de los que nos gobiernan, escuchan pero no hacen nada y nos vamos hundiendo más y más en ese juego donde nadie mueve las piezas... deprimente, no?
David Lepe dijo…
Creo que es resultado de la falta de educación. Sin educación, te nace el miedo. Por miedo es que la gente se comporta mamona...
Te enguendo compa.
Prado dijo…
era la familia del piloto. iban a una cena en la camioneta. en la siguiente parada de tostaditas.

saludos.
Dorian Lima dijo…
Para ser piloto del servicio urbano en Guatemala es requisito ser un hijo de puta.

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