Comiendo pizza
Entro, me siento y miro al frente. Mientras pienso en la lectura sin metáforas, en la escritura directa, esa que no debe adornar nada, se acerca la mesera y me pide la orden.
¿Tiene combos?, ¿Le ofrezco una pizza mediana a Q25 ($3.20)? –me responde- bueno tráigala y una botella de agua.
Sigo viendo para el frente, el restaurante está vacío. En la televisión transmiten un juego de los Mavericks contra los Hawks. La imagen me manda a las trasmisiones de la década de los noventa, cuando en canal 13 pasaban la última temporada de Michael Jordan con los Bulls. La única que he visto.... y veré en mi vida.
Es efectivo, la pizza llega rápido. Empiezan a llegar los comensales, son las 13:30 y mientras yo, sigo comiendo la pizza, que es más grande de lo que esperaba. La gente me ve, los veo.
Miro a las meseras. Miro sus caras y trato de encontrar esa metáforas con las que los escritores adornan sus mundos. Esas metáforas que les permiten vanagloriarse sobre el detalle, sobre la descripción, sobre el manejo del lenguaje. Pero no, no encuentro nada. Veo sus rostros, simples, comunes, cansados, como el de mi madre, como el de la tuya. Siento la mirada de la mesera, supongo que en mi ve a alguien conocido o quizá ella sí encuentra en mi esas metáforas de las que hablo.
A la mitad de la pizza se acerca un niño.- Señor, señor, cómpreme estos chicles-... sus ropas viejas y sucias, -señor señor, cómpreme estos chicles no he comido nada-... la cara sucia, las manos sucias y la mirada, triste y sucia.
Cómo explicarle, cómo decirle, qué manera encontrar, de qué forma le digo que no, que no me interesan ni él ni sus problemas. Sólo miro al niño y sigo comiendo (ojalá tuviera una mirada fría y penetrante), él vuelve a insistir y yo, termino de comer.
¿Tiene combos?, ¿Le ofrezco una pizza mediana a Q25 ($3.20)? –me responde- bueno tráigala y una botella de agua.
Sigo viendo para el frente, el restaurante está vacío. En la televisión transmiten un juego de los Mavericks contra los Hawks. La imagen me manda a las trasmisiones de la década de los noventa, cuando en canal 13 pasaban la última temporada de Michael Jordan con los Bulls. La única que he visto.... y veré en mi vida.
Es efectivo, la pizza llega rápido. Empiezan a llegar los comensales, son las 13:30 y mientras yo, sigo comiendo la pizza, que es más grande de lo que esperaba. La gente me ve, los veo.
Miro a las meseras. Miro sus caras y trato de encontrar esa metáforas con las que los escritores adornan sus mundos. Esas metáforas que les permiten vanagloriarse sobre el detalle, sobre la descripción, sobre el manejo del lenguaje. Pero no, no encuentro nada. Veo sus rostros, simples, comunes, cansados, como el de mi madre, como el de la tuya. Siento la mirada de la mesera, supongo que en mi ve a alguien conocido o quizá ella sí encuentra en mi esas metáforas de las que hablo.
A la mitad de la pizza se acerca un niño.- Señor, señor, cómpreme estos chicles-... sus ropas viejas y sucias, -señor señor, cómpreme estos chicles no he comido nada-... la cara sucia, las manos sucias y la mirada, triste y sucia.
Cómo explicarle, cómo decirle, qué manera encontrar, de qué forma le digo que no, que no me interesan ni él ni sus problemas. Sólo miro al niño y sigo comiendo (ojalá tuviera una mirada fría y penetrante), él vuelve a insistir y yo, termino de comer.
Comentarios
Hubieras podido escribir "y ví en sus pupilas un cenegal de sangre infectado por el caudal de su rutina vespertina, estrujado por la pobreza"... essso, jaja.