¿Me pregunta si estoy enfermo?

Duckman es un pato color de orina que en lugar de alas tiene manos con cinco dedos, tres hijos en dos cuerpos, viudo y vive con sus cuñadas, hermanas trillizas de su
difunta esposa.

"En algún lugar, de alguna manera todos lo murmuran. Ya nadie sabe como vivir más. ¿No ves lo que es vivir en esta degenerada licuadora que llamamos mundo?
Cada día es una prueba dolorosa, como si se tratase de balancear una olla de agua hirviendo sobre la cabeza mientras la gente te latiga las piernas y el culo, mientras te niegas a olvidar tu baile de graduación.

¿Cree que estoy enfermo? Bueno, la única enfermedad que tengo es la vida moderna, un guante de metal que te revienta el rostro con ineficiencia y miseria; un largo desfile de decepciones, desaires, golpes bajos, blanqueadas, traiciones, con gente estúpida, gente idiota y gente inmadura. Y esto ocurre todos los días, ¡tan divertido como encerar un Pontiac en llamas con la lengua!

E incluso si tienes la suerte de tener la posibilidad de tener algún placer fugaz, como toparte con una teleoperadora ninfomanía que sepa controlar sus músculos vaginales y que esté de acuerdo a demostrártelo y pasar la noche contigo sin cobrarte solo porque le gustas... todo terminará antes de que empiece porque algún imbécil corta la llamada antes de que ella te de su numero mientras recuerdas que te acabaste el saldo y que ya no puedes hacer otra llamada.

Cornfred es un cerdo omnisciente, socio de Duckman, soltero, el unico amigo de
Duckman.

Y de pronto te aparece un hervor en la nuca que no sabes de donde viene y que solo molesta y te hace la vida miserable y aún así crees que teniendo el autógrafo de tu artista favorito podría cambiarte la vida y hacerla completa. Y aún con todo esto, ¡con todo esto! Todavía arrastro mi trasero, lo siento frente a la computadora cada mañana y adhiero mi rostros al monitor ¡por un día más!

A veces crees que es momento para que aparezca de un flash esa carta cósmica que es la llave que te llevará a las puertas del infierno para terminar con todo, sabiendo que aun así mi cadáver no estará en el ataúd de todos modos, debido a que alguien en la morgue o la funeraria solapadamente ha vendido mi corazón, el páncreas y el buen surtido de órganos que tengo y que me he esmerado en destruir, para algún culto, religión o un pobre moribundo que se agarra de la esperanza de continuar su patética vida dependiendo del riñón de otro.

Bueno, aun así, alguno de ustedes realmente se pregunta por qué algunos se aferran a la sanidad con el extremo de los átomos de sus uñas, mientras la vida sucia baila en sus huellas dactilares, y es de realmente preguntarse, ¿yo parezco transtornado? "

Eric Duckman, private dick/Family Man (1994-1997)